martes, 8 de marzo de 2011

AL DÍA DE LAS FEROMONAS

AL DÍA DE LAS FEROMONAS
En el Día de la Mujer nos emocionamos, escribimos hermosos pensamientos enaltecedores de lo que significa esta conmemoración en la que honramos nuestra condición de madres, esposas, hijas, abuelas, tías, profesoras, etc. Y no sé por qué me empieza a oler a chamusquina esta celebración que omite uno de nuestros más divertidos roles y tiene que ver con una narración del chileno, dramaturgo, escritor, multifacético e irreverente además de avant-garde Alejandro Jodorowsky. En ella recuenta un momento de su vida en el cual se enfrenta a una famosa actriz con quien había acordado montar una obra de teatro. Sus dotes de escritor superaban grandemente las de la actriz a la hora de escribir el guión, pero la mujer en cuestión que de tonta no tenía un pelo sino disfrutaba de una frondosa cabellera como quedaría prontamente demostrado, logró descarriarlo del tren del éxito con una antigua estratagema: una vez que él montó su obra y logró ganarse la admiración del público, la muy pícara montó el suyo el cual era bastante mediocre hasta que ella salió al escenario ataviada con una larga batola china de seda roja bordada con hilos dorados. Colocándose en el centro del palco escénico se abrió la bata y dejando al descubierto la total blancura de alabastro de la cual disfrutaba en TODO su cuerpo, ladeó un poco la cabeza, tomó un pequeño cepillo de esos que se utilizan para pintarse el cabello y procedió a deslizarlo humedecido en un tinte verde fosforescente por su vello púbico, dejando al exigente público enmudecido, consternado y finalmente fascinado, seducido y postrado ante su capacidad de autorepresentación erótica. Después de esta derrota tan balurda como extraordinaria, tan desleal como efectiva, por supuesto que Jodorowski quedó desbancado, olvidado, tirado en el suelo como una servilleta de papel recién usada. Y la actriz de segunda fue catapultada al éxito inmediato, reconocida como escritora de méritos insuperables y logró abrir una cuenta en Suiza con las pingües ganancias que recaudaba todos los jueves, cuando presentaba una nueva obra basada siempre en variaciones del mismo tema: ella misma y su coiffure púbica. Con esta anécdota deseo rendir honor a la sexualidad, sensualidad, erotismo, placer, felicidad rotunda y sin explicaciones que las mujeres somos capaces de esparcir por el mundo, regándolo con nuestras feromonas y haciendo que el mundo gire todos los días sin importar hacia dónde va. Psicóloga Clínica-Sexóloga. Consultas Telf. Prepago. Personales Miércoles y Jueves previa cita. Piso 5 Edif. Meditotal, Centro Estudios Médicos, Porlamar. Cel.: 0412-996.6723/0426-586.8456

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